¿Cómo funciona el sentido del olfato?

Ya sea el perfume de una rosa o el aroma del pan tostado, la percepción de los olores está muy vinculada a las emociones. La explicación es… neurocientífica, ¡y se debe a nuestra evolución!

Un olor nunca es simple, proporciona sensaciones inmediatas e incontenibles, tan sublimes como espantosas, además de que puede ser evocativo, es decir, nos puede traer recuerdos. La fragancia de una flor nos puede remitir al primer amor, por ejemplo. No podemos verlo, tocarlo ni oírlo, sin embargo, tiene el poder de acaparar todo nuestro ser por sí mismo, como si le estuviera hablando directamente a nuestro inconsciente. Existe una buena razón: de todos nuestros sentidos, el olfato es el más visceral, el más animal. En el cerebro de los primeros vertebrados, la percepción de los olores ocupaba un lugar primordial, y cuando se desarrolló la corteza cerebral en los mamíferos hace 190 millones de años, fue primeramente para procesar la información olfativa, de modo que nos fuese posible localizar la comida, marcar un territorio y demostrar que estábamos disponibles para la reproducción.

No obstante, los olores han PERDIDO IMPORTANCIA a lo largo de nuestra evolución. La vista fue suplantando gradualmente al sentido del olfato entre nuestros antepasados, quienes renunciaron a este modo de comunicación, prefiriendo los olores artificiales a los olores corporales. A pesar de todo, la percepción de los olores ha permanecido profundamente arraigado entre nosotros. Son parte de  nuestra historia. Un olor nunca es estrictamente un olor, sino un mundo. ¿Cómo es esto posible?

PARA SABER MÁS: EN CIFRAS

  • 1 BILLÓN (1,000 MILLONES): el número de combinaciones olorosas que la nariz humana puede detectar según un equipo de la Universidad Rockefeller en Nueva York. Comparativamente, el ojo puede percibir 10 millones de colores y el oído medio millón de tonos.
  • 5 MILLONES: la cantidad de células olfativas presentes en la cavidad nasal humana. ¿Te parecen muchas? El perro tiene 200 millones.
  • 2 cm2: la superficie de la mucosa olfativa humana, que representa el 10% de la superficie total disponible en las fosas nasales.
  • 400: el número de receptores olfativos diferentes, un número considerablemente alto si lo comparamos con los únicos 3 receptores visuales que posee el ojo.
  • 9%: la proporción de personas que sufren trastornos olfativos. El sentido del olfato sufre los estragos del tiempo, como la vista y la audición. La degradación alcanza al 20% de la población después de cumplir 65 años.
  • 3.5%: la proporción de información ambiental procesada por el olfato entre nuestros cinco sentidos. La vista gestiona el 83% de la información; el oído, el 11%; el tacto, el 1.5%; y el gusto, el 1%.
  • 900,000: el número de posibles variaciones en nuestros receptores olfativos. Esto explica por qué la percepción de un olor varía de un individuo a otro.